Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento y gente de fueg
o loco, que llena el aire de chispas.
Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman, pero otros arden la vida con tantas ganas, que no se puede mirarlos sin parpadear y quien se acerca se enciende.
¿Cuál de estos fuegos habrá encendido a quienes soñaron nuestra carrera…y ardió en el corazón de quienes la continuaron?
¿Cuál de esos fuegos nos inspira e ilumina a los que están por venir?
Sin duda el fuego de la lectura, esa “iniciadora cuyas llaves mágicas abre en el fondo de nosotros mismos las puertas de moradas en las cuales no hubiéramos sabido penetrar…”, como nos enseña Proust.
Ese fuego que alienta, abriga y estimula. El que, quemándose, se convierte en humo, y solo puede encontrar un lugar en el instante mismo en que esas palabras del corazón, más ligeras que el aire, vuelan hacia lo alto
Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman, pero otros arden la vida con tantas ganas, que no se puede mirarlos sin parpadear y quien se acerca se enciende.
¿Cuál de estos fuegos habrá encendido a quienes soñaron nuestra carrera…y ardió en el corazón de quienes la continuaron?
¿Cuál de esos fuegos nos inspira e ilumina a los que están por venir?
Sin duda el fuego de la lectura, esa “iniciadora cuyas llaves mágicas abre en el fondo de nosotros mismos las puertas de moradas en las cuales no hubiéramos sabido penetrar…”, como nos enseña Proust.
Ese fuego que alienta, abriga y estimula. El que, quemándose, se convierte en humo, y solo puede encontrar un lugar en el instante mismo en que esas palabras del corazón, más ligeras que el aire, vuelan hacia lo alto
Ana Maria Horisberger
Jefe Seccion Bibliotecologia
Inst. Sup. N°12 "Gaston Gori"
